viernes, 10 de septiembre de 2010

San Quintín: el valle del olvido

Campesinos Mixtecos originarios de San Juan Mixtepec en los Campos de Camalu, B.C. Mexico

Jaime Martínez Veloz
En lo que va de este año varios hechos que provienen del valle de San Quintín sacuden nuestras conciencias. Por un lado, a inicios de año el accidente de un autobús en la carretera de La Rumorosa con destino a Villa de Juárez, Sinaloa, donde fallecieron 16 personas entre niños, niñas, mujeres y hombres, y con igual número de heridos, todos jornaleros agrícolas y en su mayoría indígenas; la desesperación de miles de familias indígenas jornaleras al verse sin alimentos e ingresos debido a los desastres ocasionados por las tormentas que azotaron los principales poblados de la región de San Quintín, y hace dos días, de nueva cuenta otro accidente de carretera a la altura de Punta Colonet, de un camión que transportaba jornaleros que laboran en la Empresa Agrícola Vicente Camalu, propiedad de la familia García, y que provocó la muerte de una persona y 10 lesionados de gravedad.

Es imperdonable que después de lo ocurrido en el accidente de La Rumorosa y de escuchar declaraciones de parte de los funcionarios federales, estatales y municipales de hacer una revisión profunda del marco jurídico del transporte, de la seguridad social, del respeto a los derechos laborales, nos enteremos de que poco o nada se ha hecho para prevenir y para solventar las consecuencias de este tipo de accidentes.

Este último percance implica que la Empresa Agrícola Vicente Camalu contrata el servicio de transporte de un autobús cuyos documentos no tienen nada que ver con la transportación de trabajadores, que para cubrir las apariencias el camión se pintó del mismo color que una línea de transporte autorizada, que de nueva cuenta, la situación de los heridos en términos de su atención vuelve a indicarnos las maniobras patronales para no afiliar a sus trabajadores al régimen ordinario del Seguro Social y que los recursos en derecho a favor del trabajador difícilmente son reclamados, por ignorancia de los mismos trabajadores, y que el sindicato con el cual está firmado el convenio laboral su papel nominalmente es de extorsión para ambas partes, a unos les impone el contrato con la dádiva de proteger a la empresa y de tener todo en calma, y a los otros simplemente la posibilidad de trabajar para mantener a sus familias sin el recurso de exigir ningún derecho.

¿Qué relevancia tiene el valle de San Quintín? Este valle, del municipio de Ensenada, Baja California, se ubica a 200 kilómetros al sur de la cabecera municipal. La región destaca por estar entre los primeros lugares a escala nacional en producción de hortalizas para exportación. Cuenta con más de 20 mil hectáreas de riego, con tecnología de punta, que le permiten aprovechar al máximo el recurso del agua; cuenta además con la modernización de sus procesos productivos, semillas mejoradas, fertirrigación, invernaderos computarizados y empacadoras que garantizan calidad y presentación de los productos. Los niveles de productividad impactan en altos rendimientos que lo llevan a competir en el mercado mundial de las hortalizas en cultivos como tomate, pepino, calabaza, coliflor, brócoli, y en los últimos años, la producción de fresa. Su cercanía con la frontera de Estados Unidos y los costos de mano de obra son dos condiciones que hacen que las empresas agroexportadoras de San Quintín sean altamente competitivas en el mercado mundial.

El despegue de la región obedece principalmente a la presencia de miles de jornaleras y jornaleros agrícolas migrantes indígenas, quienes provienen desde hace más de cuatro décadas del sur y sureste del país, siendo Oaxaca, Guerrero, Hidalgo y Veracruz los estados con mayor oferta de mano de obra agrícola: mixtecos, zapotecos, triquis y nahuas son los grupos indígenas que en mayor proporción viajan a Baja California, dando trabajo, riqueza y desarrollo a la región.

Las comunidades de origen de las y los jornaleros agrícolas se caracterizan por ser de alta y muy alta marginación debido a la escasez de fuentes de trabajo, por lo que la migración hacia las zonas agrícolas del noroeste resulta una atractiva estrategia de sobrevivencia. Durante la temporada alta de las cosechas se llega a contar con la presencia de hasta 40 mil trabajadores y trabajadoras jornaleros migrantes.

La migración en un principio era mayoritariamente de hombres solos, quienes eran los que por tradición proveían el sustento familiar, pero por necesidades económicas se convirtió en nuclear, por lo que actualmente familias enteras emigran.

Hoy existen 14 empresas agrícolas en la región con alrededor de 20 campamentos en donde se albergan las familias de los jornaleros por temporada. Asimismo, existen 43 asentamientos en colonias de familias de jornaleros con una población de más de 30 mil pobladores, que representan la mano de obra cautiva. Del total, 45 por ciento son mujeres y con 10 por ciento de mano de obra infantil, en donde más de 65 por ciento habla una lengua indígena.

Cerca de 45 por ciento de la mano de obra jornalera percibe un ingreso de menos de dos salarios mínimos. Actualmente y por motivo de la crisis recesiva, el mercado de hortalizas se contrajo, por lo que en esta época de temporada sólo están laborando un promedio de cuatro días, afectando seriamente el ingreso familiar, por lo que se incrementa la necesidad de que más miembros de la familia se incorporen al trabajo agrícola.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Guelaguetza 2010 - Bakersfield, CA

Razones para festejar el bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución

Los mexicanos tenemos miles de razones para festejar el bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución. Sinceramente , no se trata de lanzar fuegos pirotécnicos al aire en una noche estrellada o lluviosa, sino participar activamente en la transformación del país que todos deseamos.

Los mexicanos tenemos memoria, aprendemos de nuestros errores y, aunque volvamos a repetirlos, seguimos aprendiendo. Sí, es verdad, hay cosas del país que duelen y producen una tristeza profunda, pero recordemos que México ha vivido momentos duros y difíciles y ha logrado darle la vuelta a la tortilla. ¿Qué no podría darle otro giro una vez más?... Pero ese giro no se da por sí mismo, requiere de mexicanos dispuestos y comprometidos a voltear la masa del comal.

Los motivos de celebración pueden ser infinitamente más numerosos a los que expongo y es posible que una gran mayoría esté de acuerdo conmigo y hasta los complementen. Mirar hacia el futuro con pasos firmes es posible con la participación de todos los mexicanos. Si no, nos limitaremos a juzgar y a vivir la incertidumbre.

México es un país libre, con historia, es también nuestro hogar y el de nuestras familias y amigos. No hay como llegar a casa, sentir el olor a comida recién hecha y que te reciban con un plato de sopa caldosa. Que llame tu cuate sólo para preguntarte cómo te sientes. Estas son buenas razones para festejar porque a pesar de sus problemas, como México no hay dos. Nuestro país promete y está lleno de esperanza. Y si alguien piensa que es falso, pregúntense: ¿a quién no se le enchina la piel cuando está rodeado de muchos mexicanos y entonamos el himno nacional?... también reflexionen ¿dónde llevamos el “¡Viva México!”?....

La abrumadora mayoría de los mexicanos nos levantamos para trabajar por un país más justo, productivo y amable. Sabemos que no hay nada como la marchanta de un mercado o un taco de frijoles refritos, que el verdadero milagro es el fervor del pueblo hacia la Virgen de Guadalupe y que el anciano más venerado es el ahuehuete del Tule; nos tranquiliza la bendición de nuestra madre y la oración que hacemos cada noche con nuestros hijos; motiva abrir la cortina de un negocio y ver a los niños con su uniforme rumbo al colegio. Sabemos que la mejor forma de decirle a una mujer cuánto la amas es con un trío y que la dama más dichosa es la que despierta con una serenata de mariachis.

Para quienes comparten mi sentir, el país más bello del mundo es México y tenemos razón: Taxco merece una visita apasionada; el asombro se encuentra en las momias de Guanajuato; las ballenas grises de Baja California nos hacen sentir pequeños; el color rojo más intenso está en el brillo de la Sierra Tarahumara ; el Mar de Cortés es realmente el acuario del mundo; las preguntas comienzan ante una cabeza Olmeca de Tabasco y Veracruz; una vista aérea de la Mixteca parece un cuadro de Francisco Toledo ; de norte a sur florecen poetas; Coatlicue provoca simultáneamente horror y admiración de su belleza; las piezas de barro del Museo de Antropología parecen salidas de los hornos de los alfareros actuales; no hay playas más hermosas que las de las costas mexicanas; las ciudades virreinales fueron coloreadas por sus canteras; la voz de los ancestros se escucha desde Paquimé, pasando por Tzintzuntzan, Monte Albán hasta Calakmul; verdaderamente Cuernavaca es la ciudad de la eterna primavera; las tumbas mayas reflejan la grandeza de nuestro país; los mejores alcatraces son los de Diego Rivera; las ciudades mineras resaltan por su caótica urbanización ordenada; la mejor cobija es una ceiba de la selva lacandona y los atardeceres parecen pintados por Rufino Tamayo.

México, además de su hermosura, tiene un alma que palpita y que se refleja en nuestra solidaridad en cada colecta de la Cruz Roja ; en los bebés mixes que llevan una flauta en la boca antes de caminar; en las grandes letras que hemos heredado; en el estado de Oaxaca que se hablan más lenguas que en el continente europeo; en la geografía que nos ha brindado una de las mayores biodiversidades del mundo; en los empresarios mexicanos que compiten internacionalmente y ofrecen millones de empleos; en que la Universidad Nacional Autónoma de México recibe diariamente a cerca de 300,000 alumnos y junto con el Instituto Politécnico Nacional y otras instituciones educativas fomentan la investigación científica en nuestro país; en que los institutos nacionales de salud son de los mejores del mundo; en saber que los Lasallistas, Maristas y Jesuitas llevan más de 100 años educando a niños y jóvenes mexicanos; en que el aroma más sugestivo es una cazuela de mole hirviendo…y así, podríamos pasar horas enumerando las emociones que nos regala cada rincón de la República Mexicana.

Hay demasiadas razones para festejar y la celebración consiste en saber que tenemos mucho por hacer, que vale la pena trabajar por México activa y permanentemente en la construcción del futuro. Se trata de ejercer un compromiso voluntario y personal, sin acarreados. Cada uno tiene una función importante y las voces internas saben bien cómo lograrlo. La multiplicación es mayor que la suma, de ahí la necesidad de unir voluntades. Recordemos que somos mayoría los mexicanos que compartimos estos deseos.

Las responsabilidades son innumerables. No sólo señales culpables, busca soluciones, actúa, ejerce tu voto y evita actos de corrupción. Cada uno podemos y debemos ayudar a lograr el cambio. ¿No crees que es necesario comunicar a tus hijos los valores y aprender de aquellos que tienen otra cultura, una lengua distinta y tradiciones diferentes?..., ¿no sería más productivo destacar las virtudes de México que pasarnos la vida quejando?... Si no conoces tu pasado y tu país no podrás llegar lejos. Es importante participar en las actividades culturales que fomenten la convivencia social, recreativa y deportiva. Acciones pequeñas también transforman nuestro entorno, hagamos algo más que separar basura; sembremos árboles y ahorremos agua y energía. La participación de la sociedad civil es vital para lograr nuestros deseos. No podemos olvidar que la base de nuestra economía sea la pequeña y mediana empresa, ya que son las mayores empleadoras. Apoya para que los avances tecnológicos permitan que ningún mexicano prescinda de la educación media superior y superior, así como programas que prevengan las adicciones. Exijamos policías y autoridades eficientes y honestas. Valoremos la labor del ejército y la marina de México.

Hay mucho por hacer, nuestro país requiere del talento de sus ciudadanos.
El tiempo corre y es hora de ponernos a trabajar con metas a corto plazo.

¡Esta sí es una manera de celebrar a nuestro querido México!


Alfredo Harp Helú

Septiembre 2010